Desde hace más de una semana parece consolidarse una situación atmosférica propia del verano más riguroso.
Desde hace más de una semana parece consolidarse una situación atmosférica propia del verano más riguroso.
Tras un largo periodo de ausencia de precipitaciones, y con el inicio de la primavera, la situación meteorológica parece confirmar unos días caracterizados por las lluvias y el fuerte viento del este y noreste. El primer temporal del este de 2015.
La escasez de precipitaciones durante los últimos meses se ha dejado sentir en muchos de los ecosistemas acuáticos de l’Albufera.
Tras un mes de mayo casi si lluvias (sólo tres jornadas en las que apenas se han superado los 5 l/m2) (archivo meteosueca.com) se prolonga una situación de sequía que pareció iniciarse hace ya nueve y que está suponiendo uno de los ciclos hidrológicos más secos de las últimas décadas.
Desde principios de enero se ha venido repitiendo, prácticamente sin interrupción, la llegada de frentes asociados con borrascas atlánticas, que han dado como resultado una condiciones atmosféricas especialmente adversas en la fach
Ante un otoño que más bien empezaba a parecerse a un verano interminable, este fin de semana se ha registrado una primera irrupción de aire frío que nos recuerda la proximidad del invierno.
Como sucedió en el mes de septiembre, octubre se caracterizó por una ausencia casi total de precipitaciones y unas temperaturas algo más elevadas de lo normal que parecen haber condicionado la continuidad de un paso postnupcial mucho más atenuado de lo normal.
Las últimas lluvias a finales del pasado mes de abril propiciaron un retraso en la inundación de los arrozales que rodean l’Albufera.
A lo largo de los últimos días y coincidiendo con la marcada inestabilidad atmosférica que viene afectando el Mediterráneo occidental, se ha registrado la llegada inusual de muchos migrantes que se han visto obligados a detener su viaje hacia el norte de Europa, a la